lunes, 24 de agosto de 2009

Maestra en Yoga tras mucha práctica

Muchos creen que los galgos nos llevamos mucho tiempo tirados, durmiendo o aprovechándonos sobremanera del sofá. Pero no todo es pereza y desidia.


El tantra amigo, el relax, la meditación y la concentración. Todo ello para llegar al equilibrio y a la paz interior.


Quizá haya mucho incrédulo suelto que opine que todo es simple holgazanería. Pero como una imagen vale más que mil palabras, y con efectos pedagógicos en la iniciación del yoga, os dejo un par de fotos ilustrativas.



Flexión:




Extensión:




Continuará...

miércoles, 12 de agosto de 2009

¿Un té? - Sí, por favor



Sin duda una de las circunstancias que más extrañó a mis nuevos amigos es que de forma insistente, estricta e invariable les solicitase todos los días a las 5 de la tarde un té con pastas.

Este misterio que tanto les traía de cabeza fue resuelto en nuestra primera visita al veterinario. Éste, tras revisar mi fina línea y mi elevado grado de elegancia y distinción, concluyó que yo tenía marcados rasgos de galgo inglés...of course my friend!

Así que emplazo a todos mis colegas cánidos, británicos o no, a tomarse conmigo una agradable taza de té. Recordad, a las 5 de la tarde, ni un minuto antes ni un minuto después.

Continuará

sábado, 8 de agosto de 2009

Reiniciando mi vida

Todo ocurrió muy rápido, no me di cuenta de lo que estaba pasando, y estuve en estado de shock más de un día. Esto no mejoró los problemas de memoria y la falta de recuerdos de mi vida. No sé si esa carencia de datos del pasado era voluntaria por mi parte o por enfermedad, aunque me inclino más por lo primero, por querer olvidar.

Fui abandonada, tirada cual colilla una vez que había sido apurada al máximo. Afortunadamente mi colilla no fue pisoteada como otros compañeros míos, que perecen ahorcados, quemados o arrojados a un pozo. Yo tuve la suerte de, simplemente, ser abandonada.

Muy probablemente, como "buen galgo", fui criada y explotada con el único fin de darle beneficio y diversión a un cazador. En alguna de las salidas en busca de liebres pisé un cepo, que me seccionó uno de mis dedos y me fracturó otro. Mi dueño, viendo que ya no le sería útil, me dejó tirada, abandonada. Le había dado mis años de juventud, mi velocidad, mi agilidad y pericia, y ahora, que era yo la que necesitaba ayuda, obtenía tan triste recompensa.

No desfallecí. Pese a mis problemas con la pata, tiré para delante, sobreviviendo con la bondad de algunos buenos humanos que me alimentaba de sobras y pienso, y de mi nueva faceta de buscavidas hurgando por las basura en busca de algún manjar más que llevarme al estómago.

Así estuve casi 4 meses, bueno eso me han dicho, que yo el calendario como que lo controlo poco. Pero entonces, como decía al principio, vino el shock. Una noche de verano, hace pocas fechas, mientras dormía tranquilamente al fresco, se me acercó alguien. Yo estaba sumamente relajada, no sabía quién era, pero me ofreció su mano para que la oliese, y así hice. De repente me vi cogida en peso cual pluma, la verdad es que mantengo la línea, y transportada en coche. ¿Dónde me llevan? ¿Qué ocurre?

No tenía ni idea de lo que estaba pasando, estaba petrificada, desorientada y extremadamente asustada. Pero lo que sí tenía claro esa noche era que mi vida iba a cambiar.

Continuará...